domingo, 7 de marzo de 2010


Ella sigue en su cárcel de recuerdos encerrada. Su única luz del exterior es un par de rayos de esperanza que se cuelan por los recobecos menos pensados. Su única salida es despertar. Su única meta es sonreír a la vida. El viento traspasa ese muro sin ningún impedimento. Tiene frío. Pero no se queja. No quiere que nadie la ayude. Ella lo quiere hacer sola. Lo ha intentado, pero siempre ha caído. Hoy es su día. Pone los dos pies en el suelo y se alza sobre sus piernas. Mira al frente orgullosa. Nadie la ve. Nadie la escucha. Nadie sabe su existencia. Pero todo el mundo es esa persona. Siempre escondemos ese afán de superarnos, sea cual sea el impedimento. Nos levantamos y seguimos a delante. No nos paramos por nadie. No seguimos a nadie. Solo hacemos nuestro camino de un sueño.

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