viernes, 26 de febrero de 2010



- Quiero saber el limite. Quiero saber hasta donde puedo llegar. Quiero saber el tiempo.

- ¿Para qué lo quieres saber?

- Porque no quiero que el final llegué ya. Tengo miedo de no poder disfrutar cada momento contigo. Lo quiero saber.

- ¿Lo quieres saber de verdad?

- Claro.

- El limite es el cielo. Puedes llegar hasta él. Sera eterno, para siempre.

- ¿En serio?

-Claro. Tu y yo vamos a llegar hasta el final. No importa como sea, ni como lo tengamos que pasar, porque contigo lo mejor esta escondido en cualquier rincón de nuestro mundo. Porque vamos a cumplir nuestro sueño. Por la simple razón de que te amo.

miércoles, 24 de febrero de 2010

En el momento que tu ves y sientes seguro con lo que tienes, piensas que duraran eternamente, pero por una mala decisión hace que lo pierdas todo y en lo que te sentías seguro, ya no lo es. Caes en un pozo de amargura y desesperación. El pánico te corroe por dentro. Eso es lo que me pasó cuando deje marchar a la persona que más amaba. Irse para no volver nunca más. En ese momento me sentía la persona mas ruin y asquerosa del mundo. Me odiaba. Le odiaba. Me odiaba porque no lo había impedido, le odiaba a él por haber tomado esa decisión. Pero lo quería por encima de todo.
El tiempo pasó y no lo volví a ver. Cada día miraba en el buzón si había una carta o algo de él, pero como siempre, nada. La soledad no me dejaba ver, no salia de casa y dejé de vivir. Iba a la estación a ver los trenes que venían de París. Me sentaba en el banco del anden a esperar, veía a la gente bajar del tren y encontrarse con su familia, amigos, pero entre ellos nunca lo veía.
Los recuerdos son una buena cárcel…
Tranquilo, solo dormiré eternamente...
La infancia no ve de una edad concreta a otra.
El niño crece y abandona los infantilismos.
La infancia es el reino donde nadie muere.

Edna St. Vicent Millay

Soy consciente que no puedo quedarme aquí, es demasiado. Me voy. Pero no puedo dar mas de dos pasos. No puedo seguir porque algo me lo impide. Mi cuerpo. Abro los ojos por la sorpres. Todo a mi alrededor es una gran nube de humo. Gente tosiendo, llorando, intentando respirar. Gente muerta. Entre ellas, yo. Escucho como me llaman. Vuelvo la vista a mi cuerpo. Alguien coge mi mano. Me sigue llamando. Chillo. Lloras, es irremediable. Me dices que me quieres. Me dice que vuelva, Me dices tantas cosas, pero la pero que me dices es la que te vienes conmigo. Coge un hierro que hay a su lado y se lo clava, justamente en el corazón. Antes de maniobrar dices.

- Hasta ahora.

viernes, 19 de febrero de 2010




- Sopla, es tu momento, pero antes pide un deseo.

- Vale..., ya!
- ¿Qué has deseado?
- No te lo voy a decir, sino no se cumple...
- Pues dime lo contrario de lo que has deseado así se cumplirá lo que has deseado.

- ¿Te estás escuchando?

- Si, venga dímelo.

- He deseado que no sigamos con lo nuestro, que te puedes ir cuando quieras, ya sabes donde está la puerta y que te odio más que a nadie en este mundo.

- ¿De verdad?
- Me has dicho que te digo lo contrario de lo que había deseado ¿no? Pues te lo acabo de decir.

- Feliz cumpleaños mi amor.

- Gracias mi vida.
Andas sola esperando a tu sapo encantado que no llega. Esperas que llegue el beso que te despierte del sueño eterno. Sigues tumbada en el lecho de espinas que te rodea. Quieres verlo, pero es invisible, solo existe en tu mente.Tus lágrimas son amargas y se pierden en lo más profundo del vacio. Calculas el tiempo que te queda para estar a su lado, sabes que es imposible pero siguen intentandolo. Esta enamorado de tí con solo imaginarte. La esperanza es lo último que se pierde.
- Callate!
- ¿Por qué?
- ¡Que te calles!
- ¡Pero si te estoy diciendo la verdad!
- Me duele la verdad.
- ¿El qué? ¿Qué te diga te quiero?
- ¡Que te calles ya!
- ¡TE QUIERO!
- Te odio.

Ando. Me pierdo. Corro. No tengo donde ir. Me paro. ¿Dónde estoy? Sigo andando. Nadie me lo impide. Llueve. Me mojo. No hay nadie. Me han abandonado. Sola, si, sola estoy. Las lágrimas se pierden entre la lluvia que moja todo lo que encuentra en su camino. Viento. Me congela. No puedo más. Caigo al suelo. Es demasiado dolor el que siento ahora. No puedo seguir. Me dejo vencer. La sangre sigue brotando de mi barriga. No llegaré. Mi cuerpo se desmorona en el suelo. Mis últimos suspiros llegan. Mis latidos llegan al fin. No hay nadie que me ayude. Estoy olvidada de la mente de todos. La lluvia va desaciendo todo a su paso y con ella me voy dejando morir. No puedo. Lo siento. Ya no causaré más problemas. Mis ojos se cierran y lo último que ven son los charcos que anegan cada rincon de la calle. Mis labios saben a sangre y agua. Huelo el frio suelo y oigo como el agua va haciendo su trabajo. Me cercioro que mi corazón se ha parado, que mis ojos solo se ve una imagen negra, que dejo de sentir el frio suelo bajo de mi y dejo salir mi última bocanada de aire. Acabó. Adiós.

lunes, 15 de febrero de 2010

Trata de decir adiós

Me llevo la mano por donde la sangre, campa a sus anchas. Me voy undiendo en el agua que cubre mi cuerpo. La ropa empapada se pega a mi. El agua esta caliente y la ropa y este, empiezan a cobrar un tono escarlata. Cierro los ojos pensando en lo que vendra ahora. Estoy creando my pequeño mundo. Todo allí es bonito, no hay ningún mal, pero lo único que falta eres tu. Mi sangre y mi vida se las esta llevando el agua. Empiezo a entumecerme, empiezo a no sentir nada. Los ojos, que anteriormente los tenia cerrados, los abro, pero me cuesta mucho. Esta funcionando. Una sonrisa timida y asquerosamente sadisfactoria se escapa de mis labios. Oigo pasos por casa. Oigo como me llaman, pero mi voz se ha quedado muda. La puerta del baño se abre de golpe y un grito se escicha en el umbral de esta. Noto como alguien me coge por la cintura y la cabeza, sacandome por completo del agua. Hace frio. A pesar de estar mojada, noto una gotas caer en mi cara. Esta susurrando cosas que no logro entender. Aun sigo con la sonrisa en los labios. Me pregunta porque. Yo ya no le puedo contestar. Ahora los ojos se cierran solos. Esta llegando la hora, el momento, el adiós. Me pega bien fuerte a su cuerpo. Con mi últimas fuerzas le doy un beso en el pecho. Dejo caer mi cabeza. La cual cuelga por su brazo. Dejo de oir. Dejo de sentir. Dejo de ver. Dejo de hablar. Pero nunca dejaré de quererte.

Se que tienes miedo, yo también.

Pego mis labios con los tuyos, los aprieto bien fuerte y una lágrima surca mi mejilla perdiendose en el olvido. Sigues el beso timido y con vergüenza. Nunca habia visto esa faceta tuya timida, me hace grácia. Tu mano se desplaza por mi espalda hasta llegar a la cintura, en la cual coges con fuerza, como si pensaras que me iba a esfumar. Mis manos descansan en tu pecho que suve y baja al compás de tu respiración. Como si de un error se tratara, nos separamos y nos miramos a los ojos. Me acaricias la mejilla sacandome la lágrima. Tus ojos denotan vergüenza, timidez y … culpabilidad. Me llevo una de las manos a tus labios, los cuales toco como si se fueran a romper con solo mirarlos. La cancion ha acabado hace rato y nosotros segimos inmoviles en medio de la nada. Tu otra mano, que esta en mi cintura, pasan a estar en mi pelo, acariciandolo con ternura. Una sonrisa se escapa de tus labios contagiandomela. Las últimas palabras son pronunciadas y suspendidas en el aire como las estrellas en el firmamento. Somos un mundo de incoherencias sin sentido. Me separo de ti del todo, solo siguen en contacto nuestras miradas. Me duele mucho separarme de ti, pero no tengo ningún remedio. Todo a acabado y con ello todo lo que era importante para mi. Me giro y empiezo andar. Me caigo y dejo que el miedo me lleve con él.

viernes, 12 de febrero de 2010

Y dejo caer otra lágrima que baja por mi mejilla, por donde, antes, se han evaporado las anteriores. Él coloca sus manos a ambos lados de mi cara, y con el pulgar, acaricia y seca las lágrimas. Mis manos apresan sus antebrazos. Cierro los ojos con fuerza, reprimiendo las ganas de llorar. Noto su dulce aliento en mi rostro e instantes después nuestras frentes se juntan. Me dice que abra los ojos, pero si lo hago más lágrimas saldrán. No quiero llorar más de lo que ya he hecho. Niego con la cabeza.
Su nariz roza la mía con dulzura, con miedo. Un sollozo quiere salir de mi boca, pero lo ahogo con mi pena y mi soledad. Vuelve a insistir a que los abra para mirarle, pero me sigo negando.
No quería que se fuera, que me abandonara, pero lo tiene que hacer, hacer este viaje para cumplir su sueño y no se lo voy a impedir. No soy nadie para decirle que no, no puedo reprimirle el sueño que tiene por mi. No soy tan importante.
Una de sus manos se desplaza, acariciándome el pelo, hasta colocarse en mi nuca, y su otra mano se desliza hasta mi cintura y me acerca a él. Poso mis manos en su pecho. Bajo mi mano derecha noto su corazón, vivo, esperanzado, con ilusión. El mio está apagado, solitario, perdiéndose en un mar, del que no regresará.
Por fin pega sus labios con los mios. Es un beso tímido, lento y húmedo por mis lágrimas. Sus labios me transmiten una paz y una tranquilidad infinita. Yo con este beso le transmito lo que siento, le digo que ya le hecho de menos, que voy a estar pensando en él cada segundo que estemos separados. Este beso significa el adiós al que tengo miedo. Pero también es un beso sincero. Separa sus labios de los mios y los acerca a mi oído, susurrando me pregunta:

-¿He dicho que te quiero?- un estúpida sonrisa aparece en mi labios. Asiento vagamente-. Pues lo retiro. Te amo. Ahora abre los y di me a los ojos lo mismo que te estoy diciendo. Por favor.

Calibro la oferta que me esta brindando unos segundos.Si los abro se que de mis ojos caerán las lágrimas que estoy reprimiendo ahora, vera en mis ojos que no quiero que se vaya, verá que estaré mal con su ausencia, que me voy a quedar horas mirando una fotografía suya, que voy a estar esperando a que llame a mi puerta. Pero si no los abro no se si esta diciendo la verdad, mi memoria guradará un vago recuerdo de su rostro, que si no los abro ahora no tendré el valor suficiente para abrirlos más adelante.
Con un esfuerzo, que no conocía de mi cuerpo, abro los ojos poco a poco, adecuándome a la claridad de la sala. Veo sus ojos oscuros mirándome fijamente. En ellos encuentro amor, cariño y, como en los mios, también encuentro soledad. Como había predicho antes, los ojos se me anegan y lágrimas traicioneras resbalan por mi mejilla. Ahora soy y la que me limpio las lágrimas. Agacho la cabeza hasta encontrarme con nuestras manos entrelazadas.

- ¿Sabes que te pones muy fea cuando lloras? – me dice en tono burlón. Me coge con la mano que le queda libre la barbilla y me levanta la cabeza, y me vuelvo a encontrar con sus ojos.- Deja de llorar – me pide.
- Lo intento…
- No lo intentes, haz lo. No quiero ver en el último momento que estés llorando, quiero ver tu belleza habitual, como siempre, sonriendo, con la sonrisa con la que me enamoraste. Sabes que yo no soy bueno haciendo discursos y mucho menos improvisando, pero lo voy a intentar.
- No – le corto – solo abrazame – me introduzco en sus brazos, hundiendo mi cara en su clavícula.
- ¿Qué quieres que haga? – me estruja contra él.- Nada, callate. Solo abrazame, no digas nada, las palabras sobran. Con esto me demuestras más que con palabras.

Ya todo terminó

Abro los ojos y no veo nada, la luz de la oscuridad me invade sin remedio y el grito del silencio me rebienta los timpanos. Aire frio corre con allí. Tengo miedo, echo a correr, pero no se hacia donde tengo que ir para huir de esto. No encuntro la salida. Oigo pasos detrás de mi. Me quedo quieta sin saber que puedo hacer. Esos pasos se van acercando. Noto que me coge de los hombros y me da la vuelta. Cierro los ojos, no queria ver nada. El aire frio se convierte en una brisa calida, el miedo desaparece y otras sensaciones me corren por las venas. Voy abriendo los ojos poco a poco. Noto que voy falleciendo, las fuerzas se evaporan, mis pensamientos se esfuman y mi corazón se va realentizando. No consio abrir los ojos del todo, pero la persona que me agarra de los hombros es como una especie de angel solo para mi. Me grita que siga adelante, que no me deje vencer. Pero es que no puedo, no tengo esa fuerza para parar lo que me esta matando. En un último intento abro los ojos y le veo. Tiene los ojos rojos de llorar, las mejillas humedas y parece que el corazón se le vaya a salir del pecho. Intento acariciarle la mejilla, pero antes de que mi mano la tocase, cayó inerte. El ultimo suspiro, el ultimo latido y la ultima sonrisa.
Ya todo terminó.
Temia que no viniese, con tal fuerza que me hacia daño. Espero detrás del telón nerviosa e impaciente. El teatro se va llenando. No lo encuentro. Gente y más gente entra, pero él no. El corazón se acelera. Mi respiración esta agitada y los nervios son muy traicioneros. Sigo mirando, pero nada. No estas. Me obligan a separarme de la única ventana que tengo, en la cual puedo ver el resto del mundo. Me hacen colocarme en mi sitio. Oigo como anuncion nuestra representación. Más y más miedo se apodera de mi. Cierro los ojos y me pongo en el centro del escenario. Veo a mis compañeros, pero no se acercan. El talón empieza a abrirse y la luz me ciega. No veo nada más alla de los focos. Empiezo. No se oye nada más que mis pies chocando contra el suelo y la música de fondo. Todos los recuerdos de mi vida pasan por mis ojos como una película muda. Acabo los últimos pasos y me dejo vencer en el suelo. Oigo como una persona aplaude timidamente. Permaezco con los ojos cerrados y esperando a que mi respiración vuelva a ser normal. Ese aplauso viene del fondo del teatro. Una lágrima surca mi mejilla perdiendose en frio suelo. Oigo como ese aplauso se acerca a mi. Alzo la cabeza, pero como antes, no veo nada. Giro la cabeza hacia la derecha. Nada. A la izquierda. Tampoco. Miro hacia el públido. Nadie. Me extraño. Ese aplauso sube por las escaleras del lado izquierdo del escenario. Distingo como una silueta negra se acerca a mi. No lo consigo distinguir. Cuando esta delante de mi y me cede la mano para que se la coja. Gradezco la ayuda y me pongo de pie delante de aquella persona desconocida para mi. Los rasgos de la cara se le dibujan timidamente, esperando a que lo vea del todo. Veo como las comisuras de sus labios se convierten en una bonita sonrisa. Sus ojos claros me miran con ternura y añoranza. Se acerca a mi oido y me susurra cinco palabras. Todo esto es un ilusión.