viernes, 12 de febrero de 2010

Temia que no viniese, con tal fuerza que me hacia daño. Espero detrás del telón nerviosa e impaciente. El teatro se va llenando. No lo encuentro. Gente y más gente entra, pero él no. El corazón se acelera. Mi respiración esta agitada y los nervios son muy traicioneros. Sigo mirando, pero nada. No estas. Me obligan a separarme de la única ventana que tengo, en la cual puedo ver el resto del mundo. Me hacen colocarme en mi sitio. Oigo como anuncion nuestra representación. Más y más miedo se apodera de mi. Cierro los ojos y me pongo en el centro del escenario. Veo a mis compañeros, pero no se acercan. El talón empieza a abrirse y la luz me ciega. No veo nada más alla de los focos. Empiezo. No se oye nada más que mis pies chocando contra el suelo y la música de fondo. Todos los recuerdos de mi vida pasan por mis ojos como una película muda. Acabo los últimos pasos y me dejo vencer en el suelo. Oigo como una persona aplaude timidamente. Permaezco con los ojos cerrados y esperando a que mi respiración vuelva a ser normal. Ese aplauso viene del fondo del teatro. Una lágrima surca mi mejilla perdiendose en frio suelo. Oigo como ese aplauso se acerca a mi. Alzo la cabeza, pero como antes, no veo nada. Giro la cabeza hacia la derecha. Nada. A la izquierda. Tampoco. Miro hacia el públido. Nadie. Me extraño. Ese aplauso sube por las escaleras del lado izquierdo del escenario. Distingo como una silueta negra se acerca a mi. No lo consigo distinguir. Cuando esta delante de mi y me cede la mano para que se la coja. Gradezco la ayuda y me pongo de pie delante de aquella persona desconocida para mi. Los rasgos de la cara se le dibujan timidamente, esperando a que lo vea del todo. Veo como las comisuras de sus labios se convierten en una bonita sonrisa. Sus ojos claros me miran con ternura y añoranza. Se acerca a mi oido y me susurra cinco palabras. Todo esto es un ilusión.

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