viernes, 19 de noviembre de 2010

Diario de Delia. Capítulo I

Ella, la chica de las mil noches, sigue sentada en la barra en el bar que va cada noche. Delante de ella descansa un baso con una bebida alcohólica que no sabría decir que es. Hoy viste unos leggins negros con unas botas negras hasta la rodilla y una camiseta larga de tirantes blanca y por debajo una básica negra, también. Su pelo luce unos bellos bucles que le caen por los hombros y el flequillo hacia un lado liso y brillante. Su negra melena, hace que destaquen sus verdes y preciosos ojos que siempre son reseguidos por un maquillaje muy fino y pulido. Sus uñas son del color de la sangre y sus manos pálidas siempre van custodiadas por anillos y pulseras. Su tez blanquecina y de porcelana le hacen una cara angelical. Se lleva la bebida a los labios y bebe un poco. El contacto de sus labios con el baso dejan dibujado, en escarlata, la silueta de sus carnosos y juveniles labios. Su cuerpo de modelo, descansa sobre un taburete.

En sus ojos se puede ver el cansancio que tiene de la vida. Toda su vida la ha pasado trabajando para un padre ansioso y borracho y para una madre sumisa y callada por los golpes de la vida. Ella siempre quiso ser fotógrafa y como tozuda que ella era, lo consiguió. Ahora fotografía paisajes y modelos principiantes.

Ella, nunca ha tenido una relación estable con nadie. Siempre, los chicos con lo que ha estado, han sido de una noche y por la mañana si te he visto no me acuerdo. Como ella los llamaba: Mr. Right now. A todos los denominaba con este apodo.

Ella ya estaba cansada de ser el ligue de una noche y quiere, aunque todos los que la conocen nunca la creen, formar una familia con el hombre adecuado. Tener hijos y ser abuela. Puede sonar muy peculiar, pero es lo que ella quería. Cuando piensa en todo esto, se bebe el resto del baso de golpe. El camarero, un señor de unos 50 años y amigo de ella, se ofrece para llevarla a casa. Ella le contesta que está bien y que tiene clientela. Se despide de él con una simple y falsa sonrisa y baja del taburete. Al darse media vuelta se choca con una persona, dejando caer un poco de liquido de su copa encima de la ropa de ella.

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