lunes, 6 de diciembre de 2010

El último soplo que dejé escapar

La adolescencia va desde los 12 hasta los 20. La pre-madurez desde los 21 hasta los 26. La madurez desde los 27 a los 60. La vejez desde los 60 hacia delante, no hay ninguna edad estipulada. Pero la etapa que más dura en esta vida es la infancia. Queramos o no, siempre nos va a seguir. Siempre la tenemos encima. Cuando te viene la primera menstruación, pensamos que la hemos dejado atrás. Cuando tenemos derecho a todo, pensamos que ya esta olvidad y cuando envejecemos lo recordamos como un tiempo lejano. Pero lo que nos hemos dado cuenta hasta ahora es que nos persigue hasta que nuestro corazón da el último latido. Cuando un último pensamiento nos cruza la mente o cuando el último soplo dejamos escapar. En ese momento te das cuenta que no has perdido nada, sino que has ganado. Cuando te casas, a las mujeres les ponen una liga en la pierna. Cuando de la puse a mi hermana pequeña por su boda, recordé todo lo que habíamos vivido juntas. Y lo estuvimos recordando todos los años posteriores.

Ahora me doy cuenta de todo. A la edad de 96 años ya te planteas como será el día de mañana, si despertaras o simplemente te quedarás dormida para siempre jamas. Ya he visto morir muchos de mis seres queridos y no quiero seguir viendo más. Quiero que las personas que me conocieron me guarden en sus mentes como un recuerdo. Son las tres de la mañana y mi nieta Mariana se ha quedado dormida en mi cama. Me acerco a ella y la tapo. Es una fría noche de invierno y ha nevado. Le aparto el pelo de la cara y le doy un beso en la frente. Me tumbo con ella en la cama y cierro los ojos. Al cerrarlos veo a todas las personas que me esperan al otro lado. Las dos primeras de ellas son mi hermana que la perdí a la corta edad de 35 años y a mi marido que lo vi fallecer entre mis brazos. Les sonrió y empiezo a avanzar hacia ellos. Una lágrima cae por mi mejilla, cuando les tengo al lado los abrazo. Me dan la bienvenida. Hecho la última vista hacia atrás y veo a mi nieta parlotear en sueños y mi cuerpo al lado sonriendo. La mejor muerte de todas. Ahora tengo que recobrar el tiempo perdido. Estoy con ellos. Eso no me lo va a arrebatar nadie.


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